¿Por qué
Bolivia no dirigió su fuerza diplomática, durante los últimos cien años, a
recuperar Chuquicamata en lugar del mar?
Gracias a las
minas de cobre de Chuquicamata, sonsacadas también durante la Guerra del
Pacífico, Chile aguantó el largo proceso de la diversificación económica. Hasta
hace 10 años eran el 75% de sus exportaciones y ahora son un tercio.
Pero Morales
está en declive y el asunto del mar está en el ADN de los bolivianos. Por lo tanto, es,
como siempre, un resorte de manipulación política.
Igual para
Bachelet. Este juicio en La Haya le permite convertirse en guardiana de la
unidad territorial chilena y subir su magullada popularidad. Mientras dure este
litigio, es una llave permanente de maniobra. Pan y circo, los problemas
importantes son arrinconables.
Al final, y
cualquiera sea el fallo de La Haya, Chile no partirá su territorio, “ni por la
razón ni la fuerza”, como siempre, y como siempre, en gesto torero, consentirá
entregarle a Bolivia una franja fronteriza con el Perú.
Ahí entrará la tercera
banda de la carambola de nacionalismos asociados. Humala, luego de consultas
legales y públicas, y otra enorme exposición mediática, dirá que el Perú jamás
cederá territorios que históricamente reclama.
Gasto:
alrededor de 10 mil viviendas sociales en abogados mercenarios europeos y
movilización mediática.
Beneficio para
los presidentes: varita para subir popularidad.
Beneficio para los pueblos: cero.
Si llego a ser
presidente de Bolivia, reclamaré Chuquicamata. Ojalá sigan buenos los precios
del cobre; así, fuera de todo el sainete mediático y el manoseo, algún
beneficio en metálico le dejaré al país.
El
autor: Juan Claudio Lechin Weise