El Ego es el peor estafador que pudiera
existir,
que pudiéramos entender
y que podamos imaginar
porque no lo vemos.
La estafa más grande es: "Yo soy
tú".
El problema es que el Ego
se esconde en el último lugar que buscarías,
dentro de ti.
Confunde sus pensamientos con tus
pensamientos,
y sus sentimientos con tus sentimientos,
tú crees que eres tú.
La necesidad de la gente de proteger su Ego
no tiene límites,
ella te miente, te engaña, roba, mata,
hace lo que sea para mantener lo que llamamos
"Límites del Ego".
La gente no tiene idea que está en prisión,
no sabe que existe el Ego, no sabe la
diferencia.
Al principio es difícil que la mente acepte
que
hay algo además de ella,
que hay algo más de mayor valor
y con mayor capacidad de discernir la verdad
de ella misma.
No existen los enemigos externos,
sin importar lo que diga esa voz en tu
cabeza.
Toda la percepción de un enemigo
es la proyección del Ego como el enemigo.
Cogió boli y papel, creyó volar por él,
creyó que el tiempo era una cárcel, un
paraíso cruel,
besó una foto y se marchó para no regresar,
en su maleta algunos sueños y algunas
promesas,
la de las despedidas, la del calor del alma,
la de las dulces notas, la del amor sin fin,
la del camino ingrato junto a sus derrotas,
la de la fe que explota y la de resistir,
pensó que en las estrellas se escondía su
voz,
que su lamento y su sonrisa eran hermanos de
Dios,
que en una página maldita vendería el dolor,
que su alimento era su canto, y escribiendo
otro adiós.