“*LA MUERTE DE DIOS*”
Friedrich Nietzsche.
Un escrito para probar que tan grande es tu fe.
La muerte de Dios es una observación más que una afirmación y representó una pérdida para muchos filósofos, para Nietzsche, en su lugar, representó la oportunidad máxima de reivindicar la figura humana como nunca antes vista:
“*el Superhombre*”, aquella persona que superó cada una de sus facetas, tanto individuales, como socioculturales, desprendiéndose de cada cultura que sea decadente, así como la capacidad y razón suficiente para crear sus propios valores con el fin de moldear su vida a su beneficio existencial.
Nietzsche no se lamentó de que si la vida no tuviera sentido, lo vió como una idea de máxima libertad para llenar ese vacío con nuestra voluntad Creadora y nuestra razón individual.
Si la vida no tiene sentido o si Dios esta muerto, eso nos da la oportunidad de moldear nuestra vida con la finalidad de superar nuestras facetas en decadencia y conseguir un individuo con la máxima representación de si mismo, mediante la elección de los valores propios mediante la razón.
Nietzsche promulgó que si Dios existe, la vida sería muy aburrida, ya que no habría nada que crear, no habría caminos que explorar ni nuevas perspectivas que podamos analizar, todo estaría promulgado, destinado e idealizado a un solo fin o a una sola meta, y la vida verdaderamente no tendría ningún sentido objetivo ni mucho menos individual, debido a que nuestra voluntad, tanto individual como Creadora sería indiferente para avanzar en nuestra vida, por lo que Nietzsche dice: "*la humanidad sólo existe cuando se promulga la conclusión de la inexistencia de Dios*”. Se entiende que la humanidad sólo se salvará si negamos a Dios.
De hecho, en su capítulo del libro: Así habló Zaratustra, "*De las mil y única meta*”, Nietzsche afirma que los valores que la religión ha sintetizado en las necesidades humanas, son "*valores*", no destinados a beneficiar nuestra existencia, sino que son valores apostados o condicionados al más allá -a la nada- -a lo imperceptible- por lo que genera absoluta desconfianza a ese predefinido "*sentido de la vida*" y genera que se cuestione el que si en verdad los valores religiosos o los valores de Dios, están destinados por Dios a que si los cumplimos al pie de la letra tendremos una mejor vida.
Nietzsche pensaba que las religiones crearon una sociedad condicionada y cobarde en consecuencias de las virtudes colectivas de “*la esperanza, fe y compasión*”. Nietzsche no critica estos valores y virtudes colectivas como tal, sino que va en contra de la interpretación que la religión impuso con arbitrariedad a las necesidades de los individuos.
Esta fue la razón por la que Dios murió, Dios dejó de ser una fuerza reconocida en la vida de la gente para formar su propia identidad, Nietzsche nos invita a una nueva era en la que el superhombre tome el lugar de Dios, en el que sea el creador de la moral.
En el que el sentido de la vida sea el hombre y este mundo, que ame la virtudes terrenas y que construya la moral con el fin de que exprese las condiciones ideales en la que un pueblo deba crecer, en contraposición a la postura del trasmundo que vincula el sentido de la vida a un más allá acuñado a valores condicionados a una sola meta.
El superhombre toma el lugar de Dios, el hombre define sus propios valores, llena el vacío de su propia existencia con los valores que representen su máxima esencia espiritual e intelectual, el cual define el propio destino del mundo con la voluntad Creadora.
Aristóteles decía que para vivir solo hay que ser un animal o un Dios. Hay que ser ambas, “*un filósofo*”, aquella persona que construya su sentido de la vida en este mundo, pero teniendo la voluntad de poder y la expresión de la creación de una nueva moralidad.
"*Han muerto todos los Dioses, viva el superhombre*".
Nietzsche.
Tomado de la web.