LA VERGÜENZA DE SER DISTINTO
Es muy fuerte el miedo a quedar excluido. Ya los griegos antiguos utilizaban al exilio como el peor de los castigos.
Por este motivo la mayoría de las personas no se animan a escuchar sus deseos profundos. Si se atrevieran a conectar con su esencia y a ser consecuentes con ella, se diferenciarían del resto.
Y más aún: si todos escucháramos nuestra esencia y actuáramos en consecuencia, se evidenciaría que somos todos distintos.
Por eso, los muy pocos que se animan a escucharse y a ser consecuentes con su Ser profundo, se ven raros.
Ser raro es la consecuencia de escucharse, en un mundo que cultiva la homogeneidad.
La homogeneidad es la forma que nuestra cultura actual encuentra para alejarnos de nuestra esencia y favorecer la alienación y el consumismo.
Pero atención, porque se es raro por añadidura, no por esforzarse en parecer raro. Ya que quien busca verse raro ante la mirada ajena, está aún más lejos de su esencia, porque en lugar de escucharse a sí mismo, está tomando como referente a los otros.
El gran desafío es ser genuino con quién uno realmente es y poder vincularse armónicamente con los otros: sin traicionar las manifestaciones de la propia esencia y sin volverse anti-social.
Fernanda Caffaro