Life Coaching
Entre lo inmanente y trascendente hay una línea muy delgada o tal vez inexistente; estamos vivos y dejamos de estarlo en un abrir y cerrar de ojos. Pasamos de lo inmanente a lo trascendente, sin afán de entrar en debates filosóficos, en un segundo.
Dijo Salomón: “De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas”. Hace algún tiempo escribí al respeto lo siguiente:
Buen nombre es lo que debemos heredar y esforzarnos en dejar por herencia, es dar continuidad a un legado firmado en el pasado con el compromiso de mantenerlo en el presente y entregarlo para un futuro; dicho de otra manera, es un camino recorrido por quienes nos antecedieron y nos delegaron la enorme responsabilidad de seguir avanzando para entregar la posta a quien corresponda en el “cuando” que desconocemos.
Ese “cuando” es la fecha de expiración, la despedida del hálito de vida, el último aliento que sale de la boca que avisa que llegó la muerte. Muerte que nos recuerda la fragilidad humana y nos confronta ante el cúmulo de acciones y oportunidades perdidas en vida. Se dice que la muerte es más dura para los vivos porque nadie vive su propia muerte y es ahí en la muerte de otro que se da sentido a la propia vida pues en esos momentos nos abrazamos, nos besamos, expresamos cariño, amor, compasión, misericordia, amistad, empatizamos, lloramos con el que llora y sufrimos con el que sufre. Por otro lado, nos hace ver que la vida es como una fiesta, donde la gente va y viene pero la fiesta continúa sin importar quién se va o quién llegó; cuesta entender que la vida continúa cuando alguien partió. Sin embargo, esa partida hace que comprendamos lo dicho en la boca de sabiduría del ya mencionado Salomón: “Mejor es estar en casa de luto que en casa de fiesta”. En la fiesta, ¿para que preocuparse por la muerte?, si cuando el ser humano vive, ella no está presente; mientras que cuando llega, él ya no está. Pero en casa de luto hacemos una pausa en el ajetreo de la vida, meditamos, reflexionamos, nos cuestionamos y dejamos que la lección nos alcance haciéndonos dar cuenta de que la vida es un soplo y que en ese soplo dejamos huellas. Parece ser que la muerte da sentido a la vida, pues la pérdida nos acongoja, nos cuestiona, nos plantea preguntas que aparentemente no tienen respuestas, nos une, nos sensibiliza, nos desnuda y nos confronta. Nos hace amar más, creer más, valorar más, humanizarnos más, agradecer más y pensar más en temas trascendentales como ¿dónde pasaremos la eternidad?, ésta no sólo es una pregunta existencial o filosófica para distraernos con el debate de las respuestas, también es una pregunta técnica y estratégica que demanda planificación inteligente pues el lugar se lo define en un aquí y en un ahora o sea en vida donde estamos impregnando con nuestras acciones y nuestras creencias esas huellas.
Huellas que las recordamos con sonrisas compartidas, conversaciones siempre incompletas, compromisos de cenas próximas, rostros en las fotos donde apreciamos la expresión en las miradas, recuerdos acumulados de cuando nos conocimos, agradecimientos por la confianza, bromas tontas o consejos dados.
Valoramos la ausencia y el dolor nos invade, al igual que la pena en el corazón y en la carne; mas cuando las huellas fueron profundas no se tiene angustia en el alma, ella se sopesa con la paz que invade al saber que vivió bien, que no hizo mal, que no dañó a nadie, que se esforzó por ser ejemplo a sus hijas, que creyó en Dios, que honró a su madre, que valoró a la familia, al amigo y al desconocido.
Nadie vive su propia muerte, nosotros vivimos la de los demás y ahí es donde finalmente valoramos el “buen nombre”.
Alejo Urdaneta - LA CELEBRACION DEL DÍA DE DIFUNTOS Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA.
Alejo Urdaneta - LA CELEBRACION DEL DÍA DE DIFUNTOS Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA. La atracción de la muerte está muy acentuada en nuestros países herederos de la cultura hispánica, que a su vez se tiñe de múltiples creencias y ritos de diversas religiones.
Según los antropólogos, para conocer una sociedad existen lugares reveladores, los mercados y los cementerios. Espacios donde se expresa los valores que predominan en la sociedad, fuera de los camposantos, como aspectos de la vida social, dando un testimonio fehaciente de la cosmovisión de la muerte, la familia, la identidad y del propio individuo enterrado. Una necrópolis encierra el misterio de la muerte y se encuentra llena de recuerdos, estos espacios nos enseñan la estructura social, nótese la diferenciación de tumbas en tamaños, espacios y condiciones…ciudades socialmente divididas incluso más allá de la vida.
La psicología nos explica que los duelos (del latin “dolus” dolor) duelen, hay que procesarlos pues se presentan por etapas empezando por la negación hasta llegar a la aceptación. Por otro lado, la pedagogía moderna trata de enseñar que la muerte es un proceso continuo; es decir,un hecho biológico donde al vivir morimos un poco cada día, mientras la conciencia de la muerte se hace más compleja aprendiendo a reconocer la vida.
Viendo distintos abordajes que nos amplían la comprensión de este complejo tema, llegamos a lo que dice la Biblia, y ella hace mención más de 50 veces de la muerte como un sueño: “Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto”.
Ahora, descendamos a la vida cotidiana y a lo que pensamos cada uno. Jamás antes de cortarle el saludo a un amigo o pariente nos ponemos un lente antropológico, psicológico, pedagógico o bíblico, sencillamente lo hacemos y muchos lo viven como que se los matara en vida. Nunca cuestionamos críticamente si lo que dicen los medios es verídico; por tanto,social o civilmente muchos yacen fallecidos. De ningún modo pensamos que el día que nos acostamos podría ser el último vivido o que mañana enterraríamos al vecino.
Un sin número de personas al llegar a casa siente que lo hace a un panteón; otros desean ver literalmente muertos a los jefes del trabajo o a los gobernantes de su estado; algunos perdieron la motivación por la vida y la van perdiendo a cuotas, cada día un poquito y con intereses altos; hay niños que disfrutan aprendiendo a matar en un juego y cuando crecen no diferencian lo que está dentro de su pantalla o fuera de ella;como negar que nos encontramos con miles de jóvenes desilusionados por la vida sin esperar nada de ella y con menos intención de ofrecerle algo a ella.
Un cementerio de vivos es un lugar lleno de presos (cárceles); es una casa donde los padres usan a los hijos para hacer llegar los mensajes entre ellos; es un hospital donde los galenos no tienen recursos para ejercer y salvar vidas; es una escuela dondese recompensa la nota másquela creatividad; es una religión donde no se predica al Dios Vivo y sólo se lo usa; es una sociedad donde prima el interés y la satisfacción personal ante la necesidad de la comunidad; es un país donde se gobierna sin respeto, sin valores, sin principios, sin verdad, sin amor, sin perdón, sin cordura, sin conciencia, sin carácter, sin integridad, sin palabra, sin honor, sin ejemplo y sin obediencia a las leyes, al pueblo o a Dios.
“La civilización siempre corre peligro cuando a los que nunca han aprendido a obedecer les es dado el derecho de mandar” (F. Sheen).
JEAN CARLA SABA DE ALISS
Conferencista, escritora y life coach
Facebook: Jean Carla Saba