“𝐋𝐚 𝐩𝐨𝐛𝐫𝐞𝐳𝐚 𝐞𝐬 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥… 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢é𝐧 𝐞𝐬 𝐤á𝐫𝐦𝐢𝐜𝐚, 𝐚𝐧í𝐦𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐞𝐬𝐩𝐢𝐫𝐢𝐭𝐮𝐚𝐥.” 𝐍𝐨 𝐬𝐞𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐁𝐑𝐎
No es clasismo es karma
1. La pobreza no como castigo, sino como espejo iniciático del alma
Desde la óptica de la Sabiduría Hermética, todo en el universo responde al principio de correspondencia: “Como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera”. Así, la pobreza no es solo un estado externo, económico o físico, sino la manifestación densa y material de un desequilibrio profundo en los planos superiores del alma.
En el sistema cabalístico, el alma humana está compuesta por varios niveles: Néfesh (alma vital instintiva), Rúaj (alma emocional/ética), Neshamá (alma divina/inteligente), Jayá y Yejidá (niveles supraindividuales).
La pobreza en cualquiera de sus formas –vicio, enfermedad, marginación, esclavitud, discapacidad, locura o adicción– no es una simple desgracia del azar, sino un velo kármico tejido en el Rúaj o manchado en la Neshamá. Es un tikún (una corrección) que el alma ha asumido como sendero iniciático para purificarse por medio del dolor, del límite, del hambre y de la dependencia.
2. El alma en descenso: alquimia desde el plomo de la carencia
El Rosacrucismo enseña que el ser humano es un laboratorio viviente. Así como en la alquimia externa el plomo debe ser transmutado en oro, en la alquimia interna la carencia extrema, la enfermedad o la prostitución son símbolos de un estado nigredo, la putrefacción necesaria antes de la iluminación.
La adicción, por ejemplo, no es solo un problema social: es la imagen alquímica del alma que ha perdido su centro (Tiféret) y busca en el éxtasis de sustancias lo que ya no puede recordar en su núcleo divino.
3. El karma como herencia energética del alma
Desde la óptica mística y esotérica, los que sufren hoy lo hacen porque ayer causaron sufrimiento. Pero no se trata de castigo, sino de corrección de armonía universal.
Un alma que abusó de su poder, que fue opresora, que rechazó el camino de la luz, puede reencarnar en condiciones de mendicidad, abandono, drogadicción, enfermedad, como oportunidad de redención.
En términos cabalísticos, el alma está en un ciclo de Gilgul Neshamot (reencarnaciones del alma) donde cada vida es una estación del gran viaje hacia la Tikun Olam, la reparación del mundo y del alma.
4. La prosperidad como resonancia espiritual
Por otro lado, la abundancia verdadera –la que es limpia, sin adicciones, sin arrogancia, sin vacío interno– es reflejo de un equilibrio profundo entre el alma, el karma y la psique.
La salud física, la estabilidad emocional, la claridad mental y la prosperidad material no son premios azarosos, sino resonancias armónicas de una Neshamá trabajada, depurada, elevada.
Desde la Masonería, esto se representa en el paso del aprendiz al maestro: el que domina su cuerpo (tierra), su palabra (agua), su voluntad (fuego) y su pensamiento (aire), logra levantar el Templo de Salomón en su interior, y con ello, gozar de la paz, la sabiduría y la abundancia del Rey.
5. La pobreza mental: el velo que impide la visión del Yo Superior
“La pobreza es mental”, sí… pero no en el sentido superficial del pensamiento positivo. La verdadera pobreza mental es ignorar el alma, olvidar el propósito, vivir sin alquimia, sin rito, sin introspección.
Es vivir en Malkut (el Reino) sin aspirar al retorno a Kéter (la Corona).
Es vivir atrapado en el velo de Paroket, sin romperlo, sin traspasarlo, sin ver el Árbol de la Vida más allá del muro de Maya.
6. La vía de salida: el camino iniciático y la transmutación interior
La prostituta puede volverse santa. El adicto puede volverse sabio. El pobre puede devenir alquimista.
Todo aquel que sepa leer su miseria como mensaje del alma, que vea en su dolor el espejo de su karma, y que se atreva a subir la escalera de Jacob, peldaño por peldaño, podrá salir de Malkut y alcanzar la corona de su alma.
Por ello, la pobreza es mental, sí, pero sobre todo:
La pobreza es iniciática, es kármica, es simbólica, es temporal, es transmutable.
No juzgues al que sufre, ni envidies al que goza.
Mira con ojos herméticos: cada alma vive la escena que necesita para avanzar.
Y tú, buscador, si aún vives en carencia, recuerda que el oro está dentro, esperando que enciendas el fuego sagrado.
“𝐋𝐚 𝐩𝐨𝐛𝐫𝐞𝐳𝐚 𝐞𝐬 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥… 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢é𝐧 𝐞𝐬 𝐤á𝐫𝐦𝐢𝐜𝐚, 𝐚𝐧í𝐦𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐞𝐬𝐩𝐢𝐫𝐢𝐭𝐮𝐚𝐥.” 𝐍𝐨 𝐬𝐞𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐁𝐑𝐎
— en Managua, Departamento de Managua, Nicaragua.