LA
IDEOLOGIA EXTRACTIVISTA DE LA IZQUIERDA BOLIVIANA, AYER Y HOY
“Bolivia
vive una "contradicción creativa", ya que uno de los retos que tiene
el país para lograr el desarrollo es acudir a mecanismos
extractivistas…Sociedades como las nuestras con una deuda social gigantesca,
necesitan de manera inmediata un conjunto de bienes materiales, de recursos
monetarios para construir escuelas, hospitales, mejorar salarios, etc. Para eso
necesitas transformar la naturaleza e impulsar mecanismos extractivistas...
Existe la conciencia de que esta medida coadyuva a la destrucción del planeta,
pero ante la necesidad del desarrollo es necesario este paso…Tenemos nuestras
raíces indígenas y conciencia medioambiental contemporánea de que el mundo se
está dirigiendo a un proceso irreversible de destrucción. Pero si solamente te
dedicas a proteger a la madre tierra ¿con qué alimentas a la gente? …El camino
que ha tomado el Estado boliviano es utilizar el extractivismo para satisfacer
las necesidades de la población.”
(Álvaro García Linera)
La
izquierda boliviana fue industrialista y extractivista; desde Zavaleta a la industria pesada repitiendo el slogan leninista “el comunismo es
soviets más electricidad”, pasando por Sergio Almaraz y Marcelo Quiroga,
quienes estaban de acuerdo con la industrialización minera e hidrocarburífera,
pero bajo control estatal. Esta sería la garantía para salir de la pobreza,
pues el estado, “popular”, “obrero” u otra denominación, tendrá la capacidad de
redistribuir equitativamente los beneficios.
Hoy,
con el gobierno de Evo Morales asistimos a la versión “recargada” de la
ideología izquierdista de la industrialización a marchas forzadas basada en la
explotación de los recursos de la naturaleza, y la “exposición magistral
realizada en la Universidad Nacional de Chile” por el vicepresidente Álvaro García
Linera hace unos días, sintetiza tal ideología[1]. Para pagar la “deuda social”
(léase la pobreza), afirma Linera, es
necesario contar con recursos monetarios y materiales, que provienen de
“transformar la naturaleza”, esto es extractivismo. Una “externalidad” negativa
necesaria, para hacer posible el desarrollo.
Otra
tradición de la izquierda nacional, en todas sus fes y dogmas partidarias, es
la no distinción entre medios y fines; de esta manera, para llegar al poder y
manejarlo, no tienen problema en recurrir a cualquier medio posible. En este
caso, si es necesario destruir la naturaleza en pro de ese “destino final”
comunista, satisfacer las necesidades de la población y lograr el desarrollo,
hay que hacerlo. La crítica de Bakunin a Marx sigue siendo actual como hace 150
años: la sociedad de la libertad no se logrará con medios autoritarios, de allá
solo surge más autoritarismo y más Estado, el Gulag. El extractivismo es un
golpe de tuerca brutal del capitalismo global, que está acelerando la destrucción
de ecosistemas, hábitats y sociedades, y Bolivia es una tuerca más. La decisión
del gobierno boliviano de abrir las áreas protegidas para la explotación
hidrocarburífera es parte de esta trágica historia.
Linera
quiere articular conceptualmente algo que en el mundo material no existe o no
es posible: complementar crecimiento y conservación[2]. Eso de “utilizar” el
extractivismo para promover el desarrollo es un juego verbal que no es posible
en la realidad. Existen límites ecológicos en el crecimiento económico, que
cuando son sobrepasados, impactan directamente sobre la gente, particularmente
los pobres, y su hábitat, fenómeno que en Bolivia ya estamos viviendo en buena
parte del territorio.
Cochabamba, julio 2015
[1]
http://www.eldeber.com.bo/bolivia/linera-proteges-madre-tierra-alimentas.html
[2]
El concepto de desarrollo sostenible, elaborado en el marco de la cumbre de Rio
92’, aunque sus antecedentes se hallan
en el informe Brundtland de 1987, fue otro intento conceptual fracasado.
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Por Carlos Crespo Flores