“Las organizaciones
multilaterales de desarrollo tradicionalmente se han propuesto la siguiente
meta: en lugar de darle pescado a la
gente, hay que enseñarle a pescar. Sin embargo, el nuevo modelo de
desarrollo quizás no enseña a la gente a pescar sino más bien le enseña a
fabricar cañas de pescar de alta calidad para que las exporte a los pescadores
más refinados del mundo” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 41).
“(…) A lo largo de los años se
han creado cientos de modelos económicos para intentar explicar los retos del
desarrollo. Nuestro aprendizaje nos ha convencido de que entre todos los
esfuerzos para cambiar las estructuras económicas en las naciones del mundo en
vías de desarrollo, el mensaje microeconómico no ha calado. La dinámica
fundamental de lo que se necesita para crear y sostener la riqueza – el mensaje de la economía a nivel de la
empresa – no parece haberse arraigado entre los líderes del mundo en vías de
desarrollo” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 148).
Hay un proverbio que reza: “si no lo mides, es porque no lo estás
administrando”. Para agregar: “si estás administrando sin medir, quizás
tengas suerte, pero probablemente estés equivocado”. (Fairbanks & Lindsay,
1999, pág. 148).
“Nuestra intuición, lo mismo que
nuestra investigación basada en encuestas, grupos focales y miles de
conversaciones con líderes gubernamentales y empresariales de todo el mundo,
nos llevan a creer que el desarrollo económico no gira en torno a la política
macroeconómica, sino en torno a las relaciones humanas. El escritor Francis
Fukuyama, en su libro reciente Trust (Confianza), afirma que “las lecciones más
importantes que podemos aprender de un análisis de la vida económica es que el
bienestar de un país, lo mismo que su habilidad para competir, están
condicionados por una sola característica cultural generalizada: el nivel de confianza inherente a esa
sociedad” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 216).
“(…) Deducimos en nuestra
investigación que si le preguntábamos al
líder promedio del sector privado venezolano en qué radica la crisis de su
país, nos respondería que la falta de confianza: no creen que sus líderes
harán lo necesario para mejorar el país” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág.
218).
“(…) Los 3 temas generales que
han impedido a los países en desarrollo aprovechar las 7 oportunidades de
crecimiento sostenido (…) son: la
estrategia de la empresa, los mecanismos gubernamentales de dirección y la
excesiva división entre los líderes. Un cuarto tema se refiere a una
pregunta mucho más fundamental: ¿Cómo ven los dirigentes del mundo en vías de
desarrollo la creación y distribución de riqueza?” (Fairbanks & Lindsay,
1999, pág. 221).
“El hecho de conocer “la vieja
forma” de pensar, o sea, la orientación hacia la ventaja comparativa, nos ayuda
a entender por qué existen los 7 patrones descritos en la primera parte del
libro. Primero, según mencionamos antes, cuando los líderes de una nación creen
que la riqueza radica en sus ventajas naturales, se esfuerzan por explotar esos
beneficios, los cuales pueden ampliamente para que abarquen la explotación de
una mano de obra barata (la degradación
del capital humano). Segundo, el conocimiento de las preferencias
particulares de los clientes no se considera una ventaja cuando el producto que
se pretende vender es tan básico y posee únicamente características
rudimentarias. Tercero, cualquier conocimiento que concierna a la posición
relativa tiende a centrarse en lo que debería hacer el gobierno para disminuir
las estructuras de costos de las empresas (energía eléctrica, transporte,
materias primas, tasas de cambio, niveles salariales) y no en lo que las
empresas puedan hacer para posicionarse a fin de alcanzar un crecimiento
competitivo y sostenible. Cuarto, la integración hacia adelante no se percibe
como una fuente de ventaja, por que el conocimiento de la logística de
distribución en el exterior y las preferencias de los usuarios finales no
repercuten en lo que para los líderes es la “verdadera ventaja”: la riqueza
natural. Quinto, la cooperación entre empresas tampoco es una fuente de ventaja
porque no se requiere un producto complejo si no se aprecian, ni la integración
hacia adelante, ni el conocimiento del cliente y, sobre todo, porque la mayoría
de las compañías compiten por el acceso a las materias primas de su país.
Sexto, se presenta una actitud defensiva entre el gobierno y el sector privado,
(y también dentro de este último) cuando el gobierno es visto como el
distribuidor de beneficios. Y séptimo, el paternalismo se generaliza por que se
percibe la riqueza como la capacidad de acceder a las materias primas, las
cuales casi siempre están controladas por el gobierno o éste tiene una
influencia decisiva sobre ellas” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 223).
“(…) El reto de los líderes del
mundo en desarrollo consiste en crear las condiciones para alcanzar
productividad operacional y mejorar el acierto en la toma de decisiones
respecto de la asignación de recursos. El conocimiento es el elemento clave en
el mejoramiento de la eficiencia de asignación. La meta es depender menos de las materias primas y del trabajo del
recurso humano barato, para depender más de formas superiores de capital como
por ejemplo, la eficiencia con que la institución aprende y difunde el
conocimiento. (…) De hecho, una explicación del crecimiento de la
productividad en Japón no incluye cosas como pericia en la manufactura, acceso
a capital barato ni el sentido de seguridad y de lealtad que crean el sistema
de antigüedad o empleo de por vida. Según esta investigación, las compañías
japonesas han crecido gracias a sus habitantes en la generación de conocimiento
organizacional.” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 227).
“Los líderes que en verdad
entienden la productividad a nivel corporativo y regional adaptarán los
diversos marcos de referencia, organizarán sus instituciones de manera
diferente para que sean ingeniosas y se orienten al aprendizaje; además,
pondrán en práctica estrategias bien enfocadas y fundamentadas en información,
que reporten resultados más positivos y sostenibles en la creación de riqueza.
Los 7 patrones se convierten en los imperativos de este pensamiento integrador
y de “alta productividad” que liberará las fuentes ocultas del crecimiento:
1. Evitar el
paternalismo.
2. Exportar productos complejos.
3. Invertir en conocimiento acerca de clientes más sofisticados y exigentes.
4. Conocer y mejorar la posición competitiva relativa.
5. Estudiar las oportunidades de integración hacia adelante.
6. Mejorar la cooperación entre empresas.
7. Involucrarse en un razonamiento productivo” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 232)
“(…) Hemos afirmado que en los países en vías de desarrollo hay patrones familiares de comportamiento económico que se han ido volviendo cada vez menos productivos. Hemos afirmado también que esos patrones están profundamente arraigados en formas de pensar que es preciso modificar si se pretender cambiar los patrones de comportamiento” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 229).
2. Exportar productos complejos.
3. Invertir en conocimiento acerca de clientes más sofisticados y exigentes.
4. Conocer y mejorar la posición competitiva relativa.
5. Estudiar las oportunidades de integración hacia adelante.
6. Mejorar la cooperación entre empresas.
7. Involucrarse en un razonamiento productivo” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 232)
“(…) Hemos afirmado que en los países en vías de desarrollo hay patrones familiares de comportamiento económico que se han ido volviendo cada vez menos productivos. Hemos afirmado también que esos patrones están profundamente arraigados en formas de pensar que es preciso modificar si se pretender cambiar los patrones de comportamiento” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 229).
“El mundo es complejo, de manera que con el tiempo, cada uno de nosotros crea modelos mentales que nos ayudan a vivir con esa complejidad. El concepto de modelo mental fue introducido por Keneth Craiken en 1943, cuando propuso que el pensamiento es la manipulación interna de representaciones sobre cómo funciona el mundo. Sugirió que no somos lo bastante inteligentes para contener la realidad en nuestra imaginación, de manera que recurrimos a modelos simplificados del mundo. Cuando la gente recibe datos nuevos, interpreta ó “estructura” los datos de acuerdo con los modelos que tiene en su cabeza. Si cambiamos un modelo mental personal, interpretamos la realidad en formas distintas aún disponiendo de los mismos datos” (Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 249).
“El premio Nobel Gary Becker afirma que el capital humano es la única
inversión que puede generar rendimientos ilimitados para un crecimiento
exponencial. (…) La política puede referirse a la construcción de modelos
sólidos de conocimiento que faciliten el aprendizaje para tomar las decisiones
de creciente complejidad sin las cuales no puede crearse riqueza en un mundo
cada día más competitivo. (…) El naciente propósito moral será invertir en la
productividad del ciudadano promedio destinando recursos a la educación, la
salud e infraestructura especializada, como poner a su alcance el poder de la
informática y de las comunicaciones. Los líderes necesitan reflexionar sobre la
manera de crear la capacidad de innovar: mejorar a grandes pasos la capacidad
de un individuo, empresa o región para generar valor por medio de un producto o
un servicio, por el cual los consumidores del extranjero estarán dispuestos a
pagar un mejor precio. Y ese dinero será distribuido entre los ciudadanos
promedio a cambio de su contribución a la nueva proposición de valor”
(Fairbanks & Lindsay, 1999, pág. 262).
Bibliografía
Fairbanks, M., &
Lindsay, S. (1999). Arando en el mar: nutriendo las fuentes ocultas de crecimiento
en el mundo en desarrollo. México: McGraw - Hill Interamericana.