De Jaspe de ru, CC BY-SA 3.0, Enlace
Ninguna pax romana beneficia a todos por igual. Y es que no hay forma de parar la Historia. «Tiene que haber una solución», claman editorialistas de periódicos, tertulianos y ciudadanos incapaces de comprender, porque ya nadie lo explica en los colegios, que la Historia no se soluciona, sino que se vive; y, como mucho, se lee y estudia para prevenir fenómenos que nunca son nuevos, pues a menudo, en la historia de la Humanidad, lo nuevo es lo olvidado. Y lo que olvidamos es que no siempre hay solución; que a veces las cosas ocurren de forma irremediable, por pura ley natural: nuevos tiempos, nuevos bárbaros. Mucho quedará de lo viejo, mezclado con lo nuevo; pero la Europa que iluminó el mundo está sentenciada a muerte. Quizá con el tiempo y el mestizaje otros imperios sean mejores que éste; pero ni ustedes ni yo estaremos aquí para comprobarlo.
Los godos del emperador Valente, por Arturo Pérez-Reverte
Como señala la historiadora Mary Beard, ninguna ciudad griega fue ni remotamente tan integradora. Los ciudadanos de los territorios ocupados, como los de Coblenza, recibieron gradualmente la protección del derecho de Roma. El proceso culminó con la concesión de la ciudadanía a todos los habitantes libres del imperio en el 212 dc. La élite de las provincias se incorporó a la cúpula política. Roma tuvo emperadores procedentes de la península ibérica y África. Fue un proceso integrador revolucionario que abarcó las etapas monárquica, republicana e imperial y que es quizá la mayor clave del éxito de Roma durante un milenio y de sus extraordinarias aportaciones al desarrollo de la humanidad.
Análisis | El repliegue de Occidente y las lecciones de Roma
El pueblo que había servido al Imperio y había acatado sus normas, se hartó de ser maltratado. A pesar de que los romanos no lo esperaban, con aquella serie de abusos lo único que consiguieron fue crear un deseo que antes era inexistente en los godos: querer destruir el Imperio Romano. "Con la rabia brillando en sus ojos, los godos persiguieron a nuestros hombres". Algo que terminó con la fatídica guerra que marcó el inicio de la caída del imperio.Este acontecimiento tiene algunos puntos en común y otros muy diferentes a la actual crisis de refugiados que se vive en Europa. Pero si algo nos enseña es que el único camino posible para tratar con refugiados es promover la inclusión y la comunicación. Lo contrario es, muy probablemente, estar abocado al desastre. Ya pasó una vez.
Hace 1.700 años, la mala gestión de la inmigración ya acabó con el Imperio Romano
Los judíos durante la Alemania nazi también fueron inventados como objeto del odio: un pueblo sin nación en contra de un pueblo alemán con nación. Los sin nación intentan apoderarse de “nuestra nación”, decía el credo hitleriano. Así como los rusos amenazan desde fuera, los judíos amenazan desde dentro, era uno de los lemas de Goebbels. Su objetivo es la desintegración interna de la nación. Son parásitos que carcomen los intestinos de Alemania. El Holocausto, de acuerdo a la perversión nazi, fue presentado como una operación quirúrgica. Afortunadamente los mexicanos de Trump tienen una nación. Los muros y alambradas no serán construidos dentro, sino entre dos países.
Fernando Mires - LA SOCIEDAD ABIERTA Y SUS NUEVOS ENEMIGOS
Vivimos, a unos les gusta y a otros les pesa, en un mundo anglosajón. Esa cultura, o civilización, para quien quiera usar tal término, ha generado las dos instituciones que definen nuestro modo de vida: la democracia representativa y la economía de mercado. Las dos se derivan de una filosofía política, el liberalismo, en cuyo desarrollo el pensamiento anglosajón, desde John Locke en el siglo XVII a John Rawls en el siglo XX, ha tenido un papel esencial. Desde el catálogo de derechos arrancados en la Magna Carta por los nobles británicos a Juan sin Tierra en Runnymede en 1215 a la Declaración de Independencia proclamada en Filadelfia en 1776, pasando por la rebelión de Cromwell y el Parlamento contra el absolutista Carlos I durante la Revolución Inglesa, los hitos que jalonan el largo (aunque todavía incompleto) camino de la humanidad hacia la libertad son en gran medida anglosajones.
Tribuna | El suicidio anglosajón
Adenda: Ahora mismo se recuerda que la guerra siempre ha sido la esencia del Estado Norteamericano, del mismo modo que se esperaba esa mentalidad bélica en todos los emperadores romanos. También se recuerda en el presente que lo mismo ha sucedido con los más grandes presidentes de los Estados Unidos, como Lincoln, Wilson y Franklin D. Roosevelt. A quiénes se podrían añadir con un poco de humor negro a Baby Bush, a Obama y a Trump para que Wall Street piense que el mundo entero no se ha enterado que son ellos quienes aún gobiernan al mundo.
La Caída de Dos Imperios: Roma y EUA