Yo
siento que él se fue debiéndome un “té con limón”, pues no tomaba café porque
estaba viejo, y que su presencia en una foto con la que me tope me dio la
posibilidad de conocerlo rebasando al mezquino azar y a sus amigos que no
quisieron poner su existencia ante a la mía, con la evasiva de que “los
anarquistas de este país eran todos unos oportunistas”.
Alguien
comentó que Liber fue linotipista de los manifiestos de la F.A.D., aunque su
nombre no aparece en ningún documento, ni nunca fue mencionado en los libros de
actas, ni existe noticia de que haya colaborado con los anarquistas que
sublevaron, o se sublevaron junto a, los indios. Repito, el azar fue mezquino y
no me dio la oportunidad de conocerlo, si lo hubiera tenido ante mi le hubiera
preguntado ¿Qué sintió cuando los anarquistas presos en San Pedro mantenían
férreamente su filiación libertaria? ¿Le aclararon que entendían por anarquismo
unos artesanos aymaras que parecían estar más propensos a la acción directa?
¿Por qué y cómo se tomaron aquella foto con los agitadores profesionales, no se
le paso por la cabeza que la policía podía etiquetarlo como uno de ellos?
En
el transcurso de 1946 la “plenaria anarquista”, que reunía a la Federación
Obrera Local y la Federación Obrera Femenina, extendió sus actividades al agro
retomando ensayos de décadas pasadas con la intención de enlazar la acción
directa anarco-sindicalista con las formas de organización, resistencia y lucha
de comunarios aymaras en combate contra un estado señorial, excluyente y
terrateniente.[1] El experimento tomó la sigla de Federación Agraria
Departamental organizando Uniones Sindicales de Labriegos en provincias de La
Paz. El hecho de que la ola de sindicalización arribara en Yungas es signo de
la fortaleza del movimiento, por tanto este texto comparte la información
localizada (se observarán diversas fuentes: periódicos, actas y manifiestos,
siendo la más relevante una “querella criminal” interpuesta a los “agitadores
profesionales”).
El
7 de junio de 1947 entre “actos de barbarie” y “sublevaciones” vinculadas a la
presencia anarquista en el altiplano, la Sociedad de Propietarios de Yungas
(filial de “la Rural”)[2] hizo pública una “querella criminal” encauzada a
“agitadores profesionales”, quienes habían trasladado “el desorden, el caos y
la anarquía” de las proximidades del Titicaca a los Yungas. El calificativo de
“agitador profesional” apuntaba directamente a los anarquistas que promovían la
sindicalización rural (1946-1947)[3] a quienes se atribuía un sinnúmero de
delitos (apropiación de haciendas, asesinato e intimidación de propietarios y
desacato y agresión a policías), aunque la mayoría no eran sino montajes,
exageraciones de hechos aislados y denuncias viciadas a fin de desterrar a
sindicatos que levantaban filiales agrarias (en mayo de 1946 las federaciones
anarquistas acreditaron una delegación encabezada por Marcelino Llanque para
llevar el sindicalismo libertario al campesinado de todo el país, dicha
aspiración se restringió a comunidades y haciendas de La Paz). Empleando la
figura de querella criminal la Sociedad de Propietarios de Yungas alertó a
autoridades policiales de que los anarquistas ganaban elementos entre
comunarios y colonos de Nor-Yungas e invocó a las laboriosas cuadrillas
policiales que eficazmente reprimían focos de agitación.[4] La demanda
hábilmente confeccionada e interpuesta por J. Gamarra solicitaba “garantías”
ante la inminente sindicalización y presencia de anarquistas en la región y a
fin de “dar fe” evocó los crímenes que se les imputó a los anarquistas
(específicamente se hizo referencia a los sucesos de Anta, donde los colonos
ajusticiaron al administrador de hacienda,[5] y Topohoco, donde los anarquistas
de la “escuela Quilluma” agredieron y asesinaron a policías).[6] Un apéndice de
la querella advertía de la presencia de agitadores profesionales:
"El
señor José Gamarra, en su calidad de presidente de la Sociedad de Propietario
de Yungas, ha presentado ante las autoridades judiciales, una querella criminal
contra elementos agitadores e instigadores de sublevaciones indígenas en la
región de la Provincia de los Yungas. La querella en sus partes salientes
expresa: Desde hace algún tiempo ciertos agitadores profesionales vienen
sembrando el desorden, el caos y la anarquía en el agro, con pretexto de
sindicalización de indígenas, levantan a los colonos, los inducen a la
desobediencia, al desconocimiento de la ley y las autoridades legítimamente
constituidas, en el camino de la más franca y descarada rebelión. Esta
agitación constante señor fiscal, viene a perjudicar con caracteres pavorosos
el trabajo agrícola, presintiéndose ya años próximos de escases y miseria por
falta de producción debido a esta obra de solevantamiento y rebelión."[7]
La
querella cuando hace referencia de agitadores profesionales apuntaba
directamente a la plenaria, que se reunía en su sede de la calle Murillo, como
la gestora del “desorden, el caos y la anarquía”, no obstante dicha denuncia no
era del todo descabellada. Semanas previas la plenaria había designado a
Francisco Castro A. para que encabece una comisión de sindicalización en los
Yungas. Castro, previo a que sea enviado a Coripata, fue pieza fundamental para
la eclosión sindical (colaboró en la sindicalización rural desde mayo de
1946,[8] formando el Núcleo de Capacitación Sindical y siendo responsable de
los sindicatos en Guaqui y Tabacal-Coripata). Extenuado por las denuncias de
propietarios de haciendas del departamento, el Sr. Agudo, quien encabezaba la
Brigada Departamental Policial, ordenó el allanamiento de la sede folista
(“Hace algún tiempo las autoridades de la Policía tenían conocimiento de que
los principales instigadores para las sublevaciones indígenas eran los
dirigentes de la F.O.L. Ayer se tuvo conocimiento, de que procedentes de
Caquiaviri y Comanche, llegaron muchos indígenas a objeto de recibir
instrucciones para continuar la sublevación”).
Según
informó el Sr. Agudo, se había recibido el “parte” de que la noche del viernes
se reuniría la plenaria con la presencia de delegados provinciales a fin de
coordinar tácticas de masificación sindical y sublevación, razón por la que
ordenó el envío de una cuadrilla policial para que irrumpa la reunión,
utilizando armamento disuasivo: gases lacrimógenos y armas cortas, y se detenga
a los asistentes (“[se] ordenó el allanamiento del local […] En virtud de esta
medida fueron arrestados setenta y dos sublevados, secuestrándose algunos
documentos y volantes que merecen un sereno estudio”). El operativo resulto
eficaz, deteniéndose a setenta y dos instigadores (tres de los detenidos
-Escobar, Castro y Aguilar- señalados de “peligrosos agitadores”) todos
enviados al panóptico de San Pedro:
"[…]
han sido detenidos preventivamente en la Penitenciaría Nacional de San Pedro
los dirigentes de la Federación Obrera Local, Modesto Escobar[agitador en
Omasuyus, Pacajes, Los Andes, Lanza e Ingavi], Francisco Castro Aguilar
[agitador en Ingavi (Guaqui) y Nor Yungas (Coripata)] yHugo Aguilar Manzaneda
[agitador en Los Andes][9] secretarios de organización, hacienda y actas
respectivamente de esa entidad. La orden de detención preventiva ha sido
expedida por el juez del crimen […] como sindicados en el proceso que sigue el
Ministerio Público por la sublevación indígena […] y los actos de violencia que
se cometieron en este levantamiento de campesinos".[10]
Para
la plenaria el allanamiento era una “estúpida reacción” de los propietarios quienes
presionaban a la policía para que detenga y torture a delgados a fin de viciar
y manipular declaraciones (“Pretendiendo obtener pruebas de hechos y de
intenciones inexistentes, en el Departamento Central de Policía […] se está
torturando con la aplicación de la picana eléctrica y ultrajes a los compañeros
detenidos y en los casos de Evaristo Mamani y Marcelino Quispe (secretario
F.A.D.) no se contentaron con la aplicación de la corriente sino que también
los maltrataron con golpes de manopla”), corrompiendo a un poder judicial
rastrero que malintencionadamente favorecía a las querellas. La F.A.D. denunció
el allanamiento, solicitó la libertad de detenidos y decretó una “huelga
general”…
"El
día viernes 23 de los corrientes, a las 23:30 horas, mientras se hallaban, como
de costumbre, sesionando las delegaciones de nuestros sindicatos, irrumpieron
brutalmente en la sala de reuniones de la Federación Obrera Local, Murillo 284,
agentes civiles y uniformados de la Policía de esta ciudad, previos disparos de
gases lacrimógenos y esgrimiendo armas cortas como dispuestos a un combate con
pistoleros. A patadas y empujones hicieron desalojar el local y luego de
ultrajar a nuestros compañeros, entre las que se hallaban tres mujeres
campesinas, los llevaron a las diferentes seccionales […]
1.-Exigir
la libertad inmediata de todos los compañeros detenidos; de todos, porque la
injusticia hecha a uno de los nuestros es una injusticia hecha a todos. 2.-
Exigir todas las garantías necesarias por parte del Estado para que el derecho
de sindicalización sea una realidad en este país, sobre todo entre el
campesinado que siempre ha sido el más escarnecido y pisoteado. 3.- la
Federación Agraria Departamental decreta en principio, la huelga general de
todos sus adherentes a raíz de los acontecimientos señalados […]."[11]
Una
vez tomadas las declaraciones de los detenidos en San Pedro lo manifestado por
Castro provocó sobresaltos en el juez encargado de tomar las indagatorias, ya
que Castro aportaba evidencias a la querella interpuesta por Gamarra y los
propietarios yungueños…
"El
secretario de hacienda de la F.O.L., Francisco Castro Aguilar, respondiendo a
las preguntas del juez del crimen y del fiscal, Dr. Ángel Cordero, manifestó
que cuando se produjo la sublevación de Caquiaviri él se encontraba en los
Yungas organizando los sindicatos de campesinos y posesionando sus directorios,
agregó que en Coripata organizó diez sindicatos de campesinos y tres de mujeres
“con el objeto de levantarlos y darles educación”.[12]
Diminuto
aunque corpulento de libertad, Castro rechazo la imputación de partícipe de los
crímenes que supuestamente planificaron en Anta, Topohoco y demás, señalándolos
de meros montajes, empero no rechazo la imputación que le daba el rótulo de
“agitador”, es más con profundo pundonor manifestó la causa que propiciaba su
cruzada “levantarlos y darles educación”,[13] declarando que posibilitó la
creación de trece sindicatos en Coripata (diez agrupaban a varones y tres
agrupaban a mujeres). Los tres sindicatos femeninos fueron un evento único,
fundacional e inherente a las circunstancias de Coripata, pues la
sindicalización femenina solamente se daría en Nor Yungas, teniendo en cuenta
que la ola sindical anarquista sucedida entre 1946-1947 afilió a casi tres mil
indígenas en veintiocho Uniones Sindicales de labriegos en Pacajes, Omasuyus,
Los Andes, Lanza, Ingavi y Nor Yungas, estableciéndose solamente en Coripata
uniones sindicales femeninas.
Acerca
de los sindicatos de mujeres, la Federación Obrera Femenina holló las páginas
más notables del anarquismo en Bolivia,[14] aglutinando a cholas del mercado,
trabajadoras del hogar y oficios varios, coligando las demandas derivadas del
diario vivir y la inexcusable dignificación del trabajo femenino: “El carácter
concreto de las demandas de estos sindicatos y el gran arraigo de base que
consiguieron con su prédica dignificadora del trabajo de la mujer y
contestataria frente a los abusos de la autoridad, permitió que éste impulso
organizativo se extendiera hacia otros sectores”.[15] Sin embargo, la
federación femenina restringió su labor entre las mujeres de la urbe paceña y
no se llegó a conocer si se solidarizó con los sindicatos femeninos de Coripata
aunque se conoce que enfrentó inconvenientes y contratiempos para concretar su
apoyo federativo a la emergente F.A.D. (“La Secretaria General de la F.O.F.
hace conocer a la asamblea de que no puede firmar el pacto con la F.A.D. y la
F.O.L. por motivos de que sus delegados no estaban informadas sobre el pacto
con las Federaciones [pero] ella no estaba autorizada para firmar pero si está
de acuerdo para el pacto con la F.A.D.”).[16]
La
presencia de uniones sindicales en Coripata es incuestionable pues existen
documentos e informes sobre su condición y desarrollo, aunque no se encontró
detalles e información extensa y pormenorizada de la huella anarquista en la
región. Además de lo presentado, se localizó una denuncia ante la plenaria en
relación a la persecución y hostigamiento de la Sociedad de Propietarios de
Yungas y la policía ya que en Coripara se recurrió a suplicios a objeto de
inferir el domicilio de los delegados para escarmentarlos por la
sindicalización (“Llegó el compañero delegado de Coripata para informar que el
día jueves han sido apresado 17 campesinos por parte de los soldados y que
fueron amarrados con la soga en el cuello para que muestren la casa de C. Simón
Arias, delegado del Sindicato de Coripata”).[17]
Las
aseveraciones de Castro en medio de la querella criminal son el mejor descargo
de la presencia anarquista en Coripata, a causa las imputaciones Castro y los
otros anarquistas fueron encarcelados en el panóptico de San Pedro.[18] Ninguno
de los detenidos fue doblegado por los métodos punitivos del estado, más al
contrario, Castro defendió casi un año después y desde la cárcel su espíritu
indomable y la cruzada libertaria impulsada…
"Al
saludar a los compañeros libertarios del mundo, felicito a todos los
trabajadores que, pese a las cárceles, las torturas y la muerte, continúan la
lucha por la Revolución Social, por esa Revolución que por ley evolución tiene
que llegar, trayendo entre sus brazos el canto de Amor, Fraternidad, Igualdad y
Libertad. En éste día grande, sólo pedimos que la justicia acelere los procesos
instaurados por los feroces gamonales, y nos abran las puertas de la libertad
porque tenemos derecho a ella, nuestro único delito es amar a la Justicia y la
Libertad, querer que el indio, ese hermano nuestro, se supere y sepa comprender
el valor de la existencia".[19]
La
querella interpuesta por propietarios llegó a ser el “argumento legal”
requerido por las autoridades policiales para allanar la sede anarquista de la
calle Murillo, detener y torturar a delegados sindicales (quienes luego serán
desterrados al rio Ichilo de donde muchos no volvieron) y extinguir para
siempre “el desorden, el caos y la anarquía” entre trabajadores y trabajadoras
rurales y de la ciudad. Las medidas punitivas derivadas de la querella
interpuesta por “feroces gamonales”, además de la detención de los anarquistas,
ocasionó la disolución del anarquismo organizado en nuestro país ya que a
consecuencia de las detenciones el presidente en ejercicio (Dr. Enrique
Hertzog) decretó la ilegalidad de los sindicatos rurales, la creación de la
“Policía Rural” y el confinamiento de agitadores al rio Ichilo.
[1]
Los Caciques apoderados (Santos Marka T´ula) y la F.O.L. (Luis Cusicanqui) en
los años 20 del siglo pasado.
[2]
Sociedad Rural Boliviana (organización que velaba por los intereses de
propietarios de fundos agrícolas).
[3]
Los anarquistas componían la: Federación Obrera Local, Federación Agraria
Departamental y la Federación Obrera Femenina
[4]
A consecuencia de declarar la presencia anarquista en Coripata, Nor- Yungas
(junto a Pacajes y Los Andes) será señalada como “foco de agitación”. Las tres
provincias serán marcadas como las guaridas desde donde se diseminó un plan de
“cercar a la ciudad de La Paz”, atacando lugares estratégicos con el fin de
liquidar a los patrones, revertir las tierras y establecer un “gobierno
campesino”. Un informe policial mencionó:
[…]
“el general” Esteban Quispe Yujra, haciendo gala de su valentía, planeo atacar
primeramente la hacienda Igachi, de la comprensión del Puerto Pérez, después
les insto a cercar la ciudad de La Paz, indicando en forma vehemente que
primero debían tomar la base aérea de El Alto, y destruir los aviones con palos
y piedras y que los indígenas de los Yungas y la Provincia Murillo debían
atacar por Rio Abajo, en forma simultánea con los del Altiplano. En dicho
conciliábulo, recalcaron de forma insistente que la finalidad que persiguen, es
matar a los patrones, para conseguir la reversión de las tierras, en favor de
los indígenas; además manifestaron que estaban amparados por la Federación
Obrera Local y que sus dirigentes […] estaban desplegando una propaganda franca
y abierta, para subvertir el orden público y para imponer el “GOBIERNO DEL
CAMPESINADO” (LA RAZÓN, Domingo 15 de Junio de 1947 Pág. 5).
[5]
“Los colores de referencia hacen suponer que se trata de una organización
anarco-sindicalista, ya que los hechos consumados prueban el plan desplegado
para amedrentar al campesinado y así obtener su sindicalización […] cuando se
[realizaba] el sepelio de los restos del administrador Andrés Montes, se
presentó una gruesa columna de indígenas sublevados de Anta, en estado de
embriaguez y luego de recorrer las calles con vítores al sindicato y amenazas
[…]” (LA RAZÓN, Sábado 31 de Mayo de 1947, pág. 5).
[6]
Cf. QUILLUMA: huelgas anarquistas y escuelas rurales (EL SUEÑO CATASTRÓFICO DE
LA FEDERACIÓN AGRARIA DEPARTAMENTAL).
[7]
LA RAZÓN, Sábado 31 de Mayo de 1947, pág. 5.
[8]
Acta 24 de Noviembre de 1946.
[9]
Las referencias entre corchetes son del autor.
[10]
LA RAZÓN, Sábado 7 de Junio de 1947 Pág. 5.
[11]
(HUELGA GENERAL/ Federación Agraria Departamental (Adherida a la F.O.L.)/ A
nuestros hermanos labriegos y a todo el pueblo. El comité de huelga, La Paz, 29
de Mayo de 1947).
[12]
LA RAZÓN, Sábado 7 de Junio de 1947.
[13]
Acerca de porqué los folistas dieron tanta prioridad a la empresa de “educar al
indio”, cayendo incluso en una suerte de colonialismo interno, veamos cuál fue
la justificación de los anarquistas: “Para el anarquista, el asunto de la
educación debe ser un sentido racional, elevado, fuera de los prejuicios
religiosos, con un carácter más científico, más humano. Ese es el verdadero
sentido de la educación, que los anarquistas querían encarrilar de acuerdo a la
misma doctrina del socialismo libertario; se trataba de reventar completamente
los prejuicios” (José Clavijo, Secretario de Prensa y Propaganda de
F.O.L.-1947).
[14]
“En 1927 se fundó el Sindicato Femenino de Oficios Varios, integrado por
mujeres vinculadas a las principales dirigentes anarquistas […] La actividad
organizativa de las mujeres se extendió a varios gremios: culinarias,
lavanderas, lecheras, floristas y vendedoras de los distintos mercados. Si bien
inicialmente el Sindicato Femenino parecía estar subordinado a las directivas
de los varones; pronto descollaron en él mujeres de gran personalidad, que le
imprimieron un sentido más autónomo” (Rivera, 2005, 45-46).
[15]
Rivera, 2015, 79
[16]
Acta del 22 de Diciembre de 1946.
[17]
Acta del 2 de Febrero de 1947.
[18]
“Señor Juez Instructor –Requiere: En mérito de la querella criminal que corre
en obrados y el oficio dirigido a esta fiscalía de mi cargo por el señor Fiscal
de Distrito, sírvase instruir sumario criminal contra […] Modesto Escobar-
Francisco Castro Aguilar, Hugo Aguilar Manzaneda, etc., etc. […] DELITOS DE
ASESISNATO ROBO, SAQUEO, DESTRUCCION E INCENDIO. En la calificación de detalles
que hace el agente fiscal del crimen consta las sanciones correspondientes a
delitos de asesinato, robo, saqueo, destrucción, incendio y otros, conforme al
siguiente detalle: Arts. 181, 184, 190, 197 del Código Penal, referentes a
sedición y levantamiento ilegal y tumultuario contra la Constitución del
Gobierno de la Nación y para sustraer el cumplimiento de determinadas leyes,
rebeliones y motines sancionadas con penas de presidio y trabajos de obras
públicas. Artículos 229, 237, 246 y 248 referentes a intimidación a
funcionarios públicos, asaltos y allanamiento de propiedad privada en cuadrilla
de delincuentes, a cuya consecuencia había fallecido alguna persona, establece
sanciones de pena de muerte, presidio y trabajos forzados de obras públicas.
Articulo 483 y 488 que definen el asesinato con todas sus agravantes y delitos
en los que además de que la victimización se haya realizado, tuvieran lugar
robos u otros atropellos estableciendo la pena de muerte para los culpables.
Artículos, 604, 605, 606, 615 y 617 que al definir delitos con robo con fuerza
y violencia y después de haber cometido allanamientos, motines y asonadas,
establece la pena de presidio, trabajos de obras públicas, destierro y
confinamiento. Finalmente los artículos 681 y 682 que sancionan con penas de
presidio y trabajos de obras públicas los delitos de destrucción, saqueo y
robo. (LA RAZÓN, Jueves 29 de Mayo de 1947, Pág. 5).
[19]
F.O.L. (ORGANO DE LA FEDERACIÓN OBRERA LOCAL), AÑO II, La Paz- Bolivia, 1° de
Mayo de 1948, N 2.
[19]
LA RAZÓN, Sábado 3 de mayo de 1947, Pág. 5
Autor: Marcelo A. Maldonado Rocha