En
un reciente artículo, Juan Antonio Morales (expresidente del Banco Central de
Bolivia entre 1995 y 2005) intenta criticar al modelo económico social
comunitario productivo. Al respecto, es necesario hacer algunas precisiones.
Para
empezar, se debe recordar que no sólo los medios académicos dieron su bendición
al neoliberalismo. Premios Nobel, como Milton Friedman y Peter Hansen,
publicaron sendos documentos mostrando las supuestas maravillas del modelo. La
práctica no corroboró los deseos plasmados en el papel. La crisis
norteamericana tuvo fuertes raíces en el proceso de desregulación financiera
impulsada años antes por monetaristas neoliberales.
En
Bolivia, las dos décadas perdidas del neoliberalismo (implantado con el DS
21060) no deberían ser motivo de orgullo. Entre 1985 y 2005 la economía apenas
se expandió en 3%. La tasa de desempleo llegó al 8,7% (2002) y la pobreza
extrema afectaba al 45% de la población (2000).
En cambio, el nuevo modelo económico ha obtenido resultados prácticos rápidamente: la tasa de crecimiento promedio entre 2006 y 2014 es de 5,1%, el desempleo se ha reducido a 3,5% (2014) y la pobreza extrema bajó a 17,8% (2014). Resultados que son ampliamente reconocidos en el mundo, porque llama la atención que una economía pequeña y supuestamente dependiente de las materias primas muestre resultados positivos.
La nacionalización de los recursos naturales es parte del nuevo modelo. El excedente que antes iba a manos de las transnacionales ahora beneficia al pueblo boliviano a través de bonos sociales y transferencias a municipios, gobernaciones y universidades. Sin ella los precios altos del petróleo únicamente habrían elevado las ganancias de las empresas.
En cambio, el nuevo modelo económico ha obtenido resultados prácticos rápidamente: la tasa de crecimiento promedio entre 2006 y 2014 es de 5,1%, el desempleo se ha reducido a 3,5% (2014) y la pobreza extrema bajó a 17,8% (2014). Resultados que son ampliamente reconocidos en el mundo, porque llama la atención que una economía pequeña y supuestamente dependiente de las materias primas muestre resultados positivos.
La nacionalización de los recursos naturales es parte del nuevo modelo. El excedente que antes iba a manos de las transnacionales ahora beneficia al pueblo boliviano a través de bonos sociales y transferencias a municipios, gobernaciones y universidades. Sin ella los precios altos del petróleo únicamente habrían elevado las ganancias de las empresas.
Las
políticas monetaria, cambiaria y fiscal rompen la "ortodoxia neoliberal”.
Un balance serio debería comenzar por reconocer la recuperación de la política
monetaria. Como solía decir Juan Antonio Morales cuando dirigía el Banco
Central, no había dicha política por la extensión de la dolarización (95% para
el año 2000). El BCB estaba de adorno. En cambio, desde 2006 se extiende la
bolivianización y el BCB puede hacer política monetaria, con lo cual mantiene
bajo control la inflación y contribuye al crecimiento económico.
La
inversión pública va más allá de una medida contracíclica al estilo keynesiano,
pues la misma ha crecido desde 2006 y responde a revertir la clásica ausencia
de inversión privada típica del modelo impuesto por el DS 21060. El consuelo
neoliberal es creer (con la fe del carbonero) que la inversión pública se
expandió gracias al crecimiento de los precios de las materias primas. Por eso
cifraron sus esperanzas en el "derrumbe” del nuevo modelo, cuando en julio
de 2014 el precio del petróleo comenzó a descender. Pasaron 16 meses y la
economía boliviana continúa creciendo al 5%, gracias al dinamismo de la demanda
interna, liderando el crecimiento en América Latina.
La
discusión del 21060 no fue nada democrática (excepto tal vez en los cócteles
de la embajada americana). Fue impuesto mediante estados de sitios,
confinamientos a dirigentes sindicales y un desconocimiento pleno a la visión
de los críticos (de hecho, el doctor Morales formaba parte de estos
últimos, su conversión fue posible merced al privilegio de publicar junto a
Jeffrey Sachs). En cambio, el nuevo modelo económico fue recibido con
beneplácito por la población gracias a los resultados objetivos que ofrece.
Como
las políticas neoliberales fracasaron, sus defensores se escudan indicando que
en el papel sí funciona (de ahí la alta importancia de las revistas
internacionales). En una visión dogmática, asumen que cuando no funcionan sus
recomendaciones no es el modelo el que falla, sino la realidad. En lugar de
ello, el modelo económico social comunitario productivo, hecho por bolivianos,
no sólo muestra sólidas credenciales académicas, sino que ha sido capaz de
encaminar al país en la senda de desarrollo. Aspecto que difícilmente será
reconocido por los que confunden la profesión de fe con el análisis científico.
Jaime Durán Chuquimia
Viceministro de Presupuesto
& Contabilidad Fiscal.
Viceministro de Presupuesto
& Contabilidad Fiscal.