El pasado treinta de los
corrientes casualmente vi el film Pawn
Sacrifice. El sacrificio del peón que narra la historia de la preparación y
del legendario enfrentamiento por el campeonato del mundo entre Bobby Fischer, campeón de ajedrez
norteamericano, y el campeón soviético Boris
Spassky. El duelo, que tuvo lugar en 1972, en plena Guerra Fría, fue mucho más que un conjunto de partidas para
conquistar un campeonato; prueba de ello es que captó la atención televisada de
todo el mundo. Este 31 de diciembre, último día de la presente gestión 2016,
revisando la sección de hoy en la historia de mi blog, me percato de que se recuerda: la disolución de la URSS en 1991. Sin duda a la fecha quedan aun resabios de
ese sistema de planificación central tanto en Corea del Norte, como en la ahora huérfana Cuba, que al parecer terminara claudicando frente al determinismo económico, de Venezuela ni
hablar.
Dado este contexto el futuro no parece ser tan apocalíptico, más aun si uno se remite
a la evidencia empírica de los números, pues como diría Wittgenstein: No existe ninguna
verdad fuera de las matemáticas. Por ejemplo ante el
determinismo de Stiglitz en su libro El
precio de la desigualdad: Los niños pobres que tienen éxito en sus estudios
tienen menos probabilidades de licenciarse en una universidad que los niños más
ricos que tienen peor rendimiento escolar. Aunque consigan una licenciatura
universitaria, los hijos de los pobres siguen siendo más pobres que los hijos
de los ricos con menos estudios. Evidentemente es difícil pretender
un performance expectable cuando las condiciones de partida son distintas. Al
margen de ello las proyecciones son alentadoras en función de que más personas
se vayan formando, tal como lo demuestran los siguientes graficos:
Lo que el autor de Noticias del mundo quiere decir es que la humanidad vive en paz y en progreso a pesar de las evidentes, numerosas y sangrantes excepciones y facturas por pagar. Que Uganda, Botswana, Kenia o Etiopía tienen más esperanza y calidad de vida que hace 25 años a pesar de seguir masacradas por las injusticias. Que la investigación ya sabe cómo combatir enfermedades infecciosas que antes parecían fatales, aunque sigue muriendo gente. Que no hay guerras salvajes/globales en el mundo a pesar de la carnicería de Siria o los atentados yihadistas. Que la Edad Media o la Inquisición eran un poco peor que el siglo XXI. Que pese al paisaje funesto, progresamos adecuadamente. ¿Alguien puede rebatir esto? Sí. Algunos profetas del apocalipsis. Un reciente sondeo de Gallup revelaba que el 81% de los simpatizantes de Donald Trump creen que el mundo ha empeorado en los últimos 50 años.
Michel Serres: la humanidad progresa adecuadamente
En 2006, y por primera vez desde que se registran los datos, el número de niños que murieron antes de cumplir cinco años bajó de 10 millones a 9,7 millones. Este logro mundial sin precedentes se produce después de una reducción de la tasa de mortalidad entre los menores de cinco años desde 1960.
Sin embargo, en muchos países aún se registran altas tasas de mortalidad en la infancia, especialmente en África subsahariana y Asia meridional, y en los últimos años se han logrado pocos progresos o ninguno en la reducción del número de muertes infantiles. El progreso mundial es insuficiente para lograr el ODM 4.
De acuerdo con un análisis de antecedentes de 63 países en desarrollo, la mortalidad en la infancia es considerablemente más alta entre los niños que viven en las zonas rurales y en el 60% de los hogares más pobres.
Los beneficios que significa lograr el ODM 4 son enormes. Si se alcanza el objetivo, se evitarán las muertes de 5,4 millones de niños menores de cinco años sólo en 2015 (en comparación con la situación de 2006). Pero si se mantienen las tendencias actuales y no se alcanza el objetivo, sólo en 2015 se producirán otros 4,3 millones de nuevas muertes infantiles.
Los últimos 25 años son, con mucha diferencia, el período en el que más centenares de millones de personas han superado las más graves cotas de miseria. En 1990, el 37% de la población mundial vivía en una situación de pobreza extrema: por consiguiente, sólo 3.300 millones de personas vivían fuera de la misma. En 2015, ese porcentaje se ha reducido al 9,6% y el número de personas fuera de la pobreza extrema se ha duplicado hasta 6.600 millones. En otras palabras, en los últimos 25 años ha salido tanta gente de la pobreza —3.300 millones de personas— como en toda nuestra historia previa a 1990.
El mundo escapa de la pobreza
El mundo escapa de la pobreza
El mundo jamás ha sido un lugar mejor por muchos retos a los que sigamos enfrentándonos. Desde que arrancara la Revolución Industrial, el progreso global ha prosperado de manera imparable. Es verdad que no debemos caer en la autocomplacencia paralizante que nos impida continuar avanzando; pero desde luego tampoco deberíamos hundirnos en una depresión injustificada por creer melancólicamente que vivimos en uno de los peores momentos de la historia. Como solía repetir el premio Nobel de Economía James Buchanan: “Cuando miro al futuro soy pesimista, cuando miro al pasado soy optimista”. Escrutemos el futuro cogiendo una adecuada perspectiva sobre nuestro pasado.Doscientos años de progreso humano. Blogs de Laissez faire
2016: El mundo va a mejor